domingo, 1 de enero de 2012

La utopía de la Costa Verde

La polémica por la desatinada decisión de la Municipalidad de Lima de enarenar la orilla de La Herradura, que tuvo resultados negativos, descubre también el megaproyecto prometido para la Costa Verde de Lima. Se anunció que estaría listo el 2011, pero poco es lo que se ha avanzado hasta ahora. En tanto, abundan los cuestionamientos a la alcaldesa Villarán. Hablar de revocatoria, sin embargo, es un exceso de quienes confunden periodismo con desinformación y propaganda política.

Por Raúl Mendoza
Fotos RUBÉN GRáNDEZ

En agosto del 2011, en el artículo “Lo que un día fue... ya no será” publicado por esta revista, advertíamos sobre el error de plantear la remodelación del malecón del balneario La Herradura sin pensar antes en cómo enarenar sus orillas. Esa vez preguntábamos: “Si no habrá playa en el verano del 2012, ¿irán los limeños hasta La Herradura solo por sus restaurantes?, ¿no hubiese sido mejor garantizar la rehabilitación de la playa antes de invertir 11 millones de soles en el malecón?”. Ese planteamiento de la obra se vio agravado en la inauguración del pasado jueves 22 cuando se cubrió las orillas con arena y el mar se la llevó en 24 horas.

El hecho ha servido para que algunos sectores pongan a la alcaldesa Susana Villarán en la picota. Lo cierto es que aquí hubo varios errores: arenaron la orilla sin criterios técnicos y se perdió plata; aceptaron la arena donada por la empresa Odebrech a la que tanto criticó Villarán por el Cristo de Chorrillos; y hasta inauguraron el malecón antes de culminar las obras siguiendo el mal ejemplo del ex alcalde Luis Castañeda. Ahora bien: ¿eso justifica una revocatoria? El teniente alcalde de Lima, Eduardo Zegarra, acepta que fue un error el tema de la arena en la playa, pero dice que solo es un pretexto para buscar cancelar el mandato de Villarán.

Por el momento varios medios de comunicación alientan la revocatoria y el último jueves se presentó públicamente un Comité Promotor Ciudadano, encabezado por el abogado Marco Tulio Gutiérrez, para anunciar que recabará las firmas para separarla de su cargo. Hace una semana la alcaldesa señaló que una eventual revocatoria no la iba a distraer de su trabajo, pero esta semana el tema ha agarrado cuerpo. La Municipalidad de Lima consideraba la renovación del histórico balneario chorrillano como el arranque del ‘megaproyecto de la Costa Verde’, pero el escándalo de la arena desaparecida ha opacado el lanzamiento.

Costa fragmentada

En enero del 2011 Augusto Ortiz de Zevallos le dijo a esta revista para el artículo “Un paseo por la Costa Verde”: “En mayo empezamos con el malecón sí o sí. El proyecto de la Costa Verde está diseñado para que a finales del 2011 tengamos malecón, escaleras, puentes peatonales, ciclovías y pistas de trote para todos”. Es decir, planteaba que por estas fechas los limeños podríamos ver esa Costa Verde de diseño –ordenada y democrática– que Susana Villarán prometió en la campaña municipal. Alguna infraestructura existe hoy, pero ha sido más por iniciativa distrital que por un esfuerzo de la municipalidad limeña. Han anunciado 200 millones de dólares para cuatro grandes proyectos en los 14 kilómetros de costa. Pero del megaproyecto aún hay poco.

El problema de gestionar la Costa Verde no es de ahora, sino que viene desde el primer Plan Maestro 1995-2005 que se confeccionó para la zona. Ese plan permitió despropósitos como las construcciones de restaurantes y locales en zona de playa y que ocultan la vista del mar. Cada distrito realizó obras sin consultar a nadie y de ahí la visión fragmentada que hay en la costa limeña. “Prácticamente se puede distinguir dónde acaba un distrito y dónde empieza otro por la diferencia en el tratamiento que cada uno le da a la zona costera”, señala Daniella Suazo Febres, autora de la investigación Batalla en el litoral: Costa Verde urbanizada vs. Costa Verde natural (2010).

Si uno inicia el recorrido por San Miguel puede comprobar que ahí se ha ganado casi 200 metros de terreno al mar,  se ha reverdecido el acantilado, se han construido escaleras y puentes peatonales para llegar hasta ahí, y hay un malecón en ciernes con pistas nuevas, veredas, bancas, iluminación y ciclovías. Todo eso no existía hace unos años. El alcalde Salvador Heresi obtuvo el respaldo del presidente Alan García cuando estaba en el gobierno y echó a andar su propio proyecto, aún por culminar. Hasta el momento solo se han reunido dos veces con la Autoridad del Proyecto Costa Verde.

La situación es similar en Magdalena. Tienen previsto hacer un club municipal en la zona que también han ganado al mar con canchas de fulbito, piscinas y áreas recreativas. Van a invertir 3,5 millones de recursos propios este 2012. El gerente municipal Bruno Crespo señala que la obra de infraestructura ya está planificada, pero precisa que no piensan en habilitar playas. “Hacer playa en Magdalena costaría unos 20 millones de soles por kilómetro cuadrado. No se puede”, dice. En el malecón que han hecho, las bancas miran hacia el acantilado y no hacia el mar. Un error que debería corregirse.

Acerca de las obras que Magdalena y San Miguel han avanzado hasta el momento, existe la crítica de que no hay gente que las visite y que apenas algunos deportistas se dan una vuelta por ahí. En el resto de distritos costeros también ha habido iniciativas sin una visión uniforme. En Barranco los locales comerciales y la Marina para yates que se construyeron en la playa han dejado el lugar sin espacio para el malecón prometido. En Miraflores el parque Ernesto Aramburú, adornado con motivos surferos, permanece vacío porque, aunque tiene bancas y área verde, no hay sombra para protegerse del sol. En Chorrillos el alcalde ha consolidado un malecón según su gusto y nunca consultó nada con la Autoridad de la Costa Verde. A lo largo de la costa hay varios lugares que no atraen porque no están amarrados al proyecto integral que los revalorice.

Visiones encontradas   

Sobre la Costa Verde hay dos visiones encontradas: aquella que plantea una sin intervención comercial y aquella que ve en la inversión privada la palanca que puede hacer sostenible un proyecto ahí. Esta visión de “inversión privada para beneficio público” es defendida por el arquitecto Raúl Flores, uno de los profesionales que diseñaron el Malecón 2000 de Guayaquil, Ecuador, y quien trabajó un proyecto para la zona que el entonces alcalde Luis Castañeda avaló hasta el 2009, año en que cambió de parecer.
“Nosotros planteamos una visión sobre lo que se quería para Lima, cómo se iba a hacer y con qué recursos. Esa visión fue aprobada en el 2007. Luego el anteproyecto se aprobó en el 2009. La propuesta era urbanizar el 16% del acantilado para zona comercial. Eso iba a financiar la obra. No era a todo lo largo del acantilado como se dijo, sino en algunos puntos. En nuestra visión podía haber edificios al pie del acantilado, corríamos la vía hacia la playa, después seguía el malecón y la playa. Se buscó un esquema de financiamiento que hiciera al proyecto sostenible en el tiempo”, explica Flórez.

Para el arquitecto era indispensable generar presencia de población en la zona, para que fuera ocupado a toda hora del día, los 365 días del año. “La inversión pagaba las obras. Nuestro objetivo no era hacer negocios sino generar un espacio de calidad. Era mejor de lo que hay ahora, donde a las obras que se han hecho, por ejemplo, en Magdalena o San Miguel todavía no va nadie o solo cuatro peloteros. Todo lo están llenando de canchitas de fútbol, pero no de espacios de calidad como sí ocurrió en el Malecón 2000”, explica. También dice que la visión que plantearon aún está vigente por ley y para plantear otro proyecto debería ser derogada. “Porque si no estarían contraviniendo la normativa vigente”. También hace recordar que el Centro de Lima empieza a ser recuperado con inversión privada.

A esta visión más comercial Augusto Ortiz de Zevallos contrapone una Costa Verde sin construcciones en los acantilados, con accesos a la playa, un malecón, ciclovía y pistas con velocidad controlada. Plantea funciones de teatro y conciertos para asegurar la presencia de la gente en horas de la noche. Para Daniella Suazo, autora de Batalla en el litoral: Costa Verde urbanizada vs. Costa Verde natural (2010), el gran peligro de urbanizar la costa es la paulatina privatización de la playa. “En la parte superior del malecón de Barranco hay zonas en las que la gente no puede entrar. Y lo mismo pasa en los alrededores de algunos de los negocios ya instalados frente al mar de Lima”.
Epílogo

Volviendo al tema de La Herradura, la municipalidad ha anunciado que los estudios para hacer un arenado permanente de la playa estarán listos en marzo próximo. ¿Cuánto costará? Según el ingeniero industrial Pablo Gómez Debarbieri, experto y proveedor de tecnologías vinculadas al tema, arenar una playa de 400 metros de frente y protegerla de las olas con un sistema de geotubos cilíndricos –llenos de arena y agua– que se ‘siembran’ en las orillas de la playa o con espigones de roca podría costar entre 4 millones y 10 millones de dólares. “Hay varios sistemas con distintos niveles de inversión”, dice. A todo esto, la ola de la revocatoria flota sobre la alcaldesa. ¿Al finalizar este año podremos tener ese malecón prometido hace décadas?

COSTA VERDE EN EL CALLAO

Hace por lo menos cinco años que existe un proyecto de desarrollo para la zona costera del Callao, que abarcaría los cinco kilómetros que hay entre La Perla hasta Chucuito. El arquitecto Raúl Flórez señala que su estudio ha trabajado el proyecto y que está en fase de prefactibilidad. ”Todavía debe superar algunos procedimientos para su aprobación ante los organismos respectivos”. Ese proyecto contemplaría edificios de oficinas, vivienda y zonas de recreación. “Se cuenta con el respaldo del gobierno regional del Callao y sería un proyecto importantísimo para la provincia. La gente que ocupa esas zonas no sería desplazada sino que tendría la posibilidad de acceder a planes de vivienda”.
Para Flórez la voluntad política del Callao de hacer ese proyecto hará que las obras avancen en un corto lapso. “Le aseguro que esa obra va a estar culminada mucho antes que la de Lima.”, afirma.

La Republica

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